sábado, 19 de junio de 2010

CUANDO LA NIEVE SE VISTIÓ DE MUERTE



El paisaje paradisíaco de Bariloche, con su habitual cerco de montañas nevadas, se ha transformado en un infierno por estas horas.
El humo negro de las gomas quemadas por el pueblo, compite con el humo blanco de los gases lacrimógenos lanzados por la policía…
… las piedras arrojadas por manos desnudas, rebotando contra los escudos sostenidos por los puños enguantados…
… las humildes ropas oliendo a leña, frente a los modernos uniformes empapados de adrenalina y miedo…
… y las zapatillas raídas por tantos fríos, huyendo de las tibias botas de los represores…
Es que una de las policías más represoras de la argentina, apoyada por el grupo anti-motines: BORA, reapareció en las calles de la ciudad… como ocurre cada vez que el pueblo gana las calles… no olvidemos que el miedo a las puebladas siempre dispara el mecanismo tan bien aceitado de la represión…
Hoy… Bariloche es una comarca militarizada… y muy alejada de la postal que pretenden imponer tanto al turismo extranjero como a nuestros compatriotas de otras latitudes… pero esta versión tan distante del Bariloche turístico no es nueva… los vecinos de la ciudad la conocemos aunque muchos se hagan los distraídos…
Y cuando una ciudad crece de espaldas a sus barrios más pobres… alejándolos de los centros neurálgicos donde se concentra el poder político y económico… discriminándolos… desatendiendo a sus pobladores más vulnerables… escamotándoles la posibilidad de cubrir sus necesidades básicas… y excluyéndolos de un sistema perverso que ya se torna intolerable… tarde o temprano, está condenada a sufrir el cachetazo de un reclamo que a lo largo de los años ha buscado hacerse escuchar…
Lo extraño es que, esos mismos oídos sordos que han originado el germen de esta olla a presión, se desgarren las vestiduras cuando la caldera, sin posibilidad de otra salida, haya explotado.
Una muerte es un hecho irreparable que enluta a sus familias y a los seres queridos… tres muertes en el marco de una represión utilizada como la única herramienta de la ineptitud, además, es una ofensa para cualquier ser humano que se precie de tal…
Y nadie en su sano juicio, tantas veces distorsionado por el miedo o el discurso obsecuente de algunos formadores de opinión, puede justificar la barbarie argumentando razón alguna.
El facilismo y la moda de convertir a las víctimas en victimarios suele ser una forma habitual para limpiar nuestras culpas como sociedad… para no participar… para mirar hacia otro lado… o para imitar a esos tres famosos monitos que simultáneamente tapan sus bocas, sus oídos y sus ojos…
Al fin y al cabo… si no hablamos… no escuchamos… ni vemos… podemos anteponer, sin culpa alguna, nuestras necesidades particulares o nuestra seguridad personal por sobre las necesidades y la seguridad de los que menos tienen…
Lo triste es que las etiquetas impuestas y las frases hechas suelen ocultar nuestro propio terror, haciéndonos cómplices de injusticias históricas y escondiendo nuestra verdadera condición de rebaño.
El grito de los que hoy reclaman “MANO DURA” se entremezcla con las viejas consignas que afirmaban: “CON LOS MILICOS ESTÁBAMOS MEJOR”… la sospecha de que toda víctima actual a manos de la policía tiene antecedentes penales que, por sí solos, justificarían la tortura o su asesinato… viene relacionado con el “ALGO HABRÁN HECHO” de épocas nefastas de nuestra historia... y en esa insensatez nos encontramos, lavando nuestras culpas y buscando excusas para no intervenir enarbolando la arcaica frase del “YO… ARGENTINO”…
Lo cierto es que, como resultado de nuestro proceder pusilánime, nos convertimos en cómplices de una realidad que nos empeñábamos en ocultar… pero que hoy se puso en evidencia…
La policía de Bariloche y los comandos BORA vienen, desde hace años, apuntando sus miras sobre nuestros adolescentes por la contravención imperdonable de su juventud… y mucho más si ostentan portación de piel oscura… exhiben la impudicia de sus ropas humildes… o afirman pertenecer a los Barrios Altos… hecho que en sí mismo pareciera implicar, para estas pobres marionetas del poder de turno, un delito de lesa humanidad…
No es la primera vez… y por desgracia no será la última (si no hacemos algo en concreto)… que un joven pobre aparezca golpeado, maltratado, abusado o muerto por las fuerzas de seguridad de nuestra ciudad… y cuando esto ocurre siempre se desarrolla la misma historia: medios de comunicación masiva que omiten la noticia… una comunidad empeñada en hacerse la distraída… y las puertas de la impunidad abiertas para que siga ocurriendo lo mismo en un círculo vicioso que estimula el mareo y las ganas de vomitar.
Y en esa vorágine circular continuamos tolerando a los políticos de turno buscando excusas por su ineptitud… las fuerzas de seguridad cargando la culpa sobre los inocentes… la prensa preocupada por unos pocos vándalos que hicieron destrozos en tanto, a sus espaldas, se desataba la feroz represión orquestada contra civiles desarmados… y una justicia que, por lenta, no puede llamarse JUSTICIA…
Para colmo, en el medio de semejante batahola… estamos nosotros, la mayor parte de la comunidad… maniatada por sus propios prejuicios… sus mandatos discriminatorios… SU COBARDÍA…
Hoy… en el Altar de esa complicidad se ha sacrificado a nuevas víctimas, con nombre y apellido…
Diego Bonefoi, ultimado por un tiro en la cabeza que fue disparado por la policía del gatillo fácil… pero también por nuestra indiferencia…
Sergio Cárdenas y Nicolás Carrasco, ultimados durante la represión policial de los comandos BORA, pero que se ha venido generando desde hace tiempo…
Tal vez, como mencionaron en la Radio El Arka, estas jornadas hayan sido la CRONICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA… pues estos homicidios fueron gestados desde los vientres mismos de sus madres… o de sus abuelas… ya que son varias las generaciones condenadas al suplicio de la exclusión, la discriminación y la falta concreta de oportunidades…
Los asesinos materiales de estas muertes fueron los policías que apretaron el gatillo y a quienes habrá que investigar… pero también existen culpables ideológicos (jefaturas y funcionarios que avalaron la represión)… culpables históricos (aquellos que desde una posición de poder no hicieron nada por modificar una realidad injusta e intolerable)… y por qué no, muchos de nosotros…

Ayer estuve en los Barrios Altos, como tantas veces…
… solo que en esta ocasión me acerqué para compartir su lucha… que siento como propia y en carne viva…

Y debo confesarles que lloré…

No por los gases lacrimógenos, que al fin y al cabo solo son químicos que irritan las conjuntivas…

… sino por las injusticias cometidas… que son humanas y erosionan el alma…


Carlos Fabián Tummino

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